LOS POLÍTICOS NO QUIEREN CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE.
Forjar un futuro sostenible, implica diseñar y desarrollar un plan de acción con pasos claros y metas específicas a un futuro promisorio. Construir un futuro promisorio, es construir un futuro sostenible. Un futuro sostenible se refiere a la necesidad de tomar medidas para preservar los recursos naturales, como proteger el medio ambiente, promover la equidad social y económica, y abordar los desafíos globales como el cambio climático, la escasez de recursos y la desigualdad.
Construir un futuro sostenible implica pensar en las generaciones futuras. Pensar en las generaciones futuras significa tomar decisiones y acciones en el presente, para que nuestros herederos en las próximas generaciones puedan tener un mundo mas sostenible, justo y próspero para ellos.
Para construir un futuro sostenible hay que pensar en las próximas generaciones y los políticos no quieren pensar en las futuras generaciones, porque los proyectos a largo plazo no son rentables para los objetivos de los políticos. A menudo las políticas a largo plazo no lo quieren implementar nuestros lideres políticos debido a la resistencia y la oposición de diversos grupos de interés y porque tienen miedo en perder sus privilegios y poder.
Un proyecto país a largo plazo es una visión estratégica y planificada para el desarrollo y progreso de una nación a lo largo de varias décadas. Nuestros políticos no quieren abordar un proyecto a largo plazo que contemple diversos aspectos, como la economía, la educación, la infraestructura, el medio ambiente, la salud y el bienestar social, entre otros, a los políticos no le interesa que el país tenga un desarrollo económico sostenible porque ellos solo piensan el presente y el corto plazo, porque si piensan en el largo plazo temen que la gente despierte del letargo y decida acabar con sus beneficios políticos.
Nuestros políticos no quieren priorizar una educación de alta calidad, porque ello implicaría despertar despertar el espíritu critico de la gente y un país con gente educada es difícil ser engañada, cuando las personas tienen la capacidad de analizar información de manera crítica, son más conscientes de las acciones de sus gobernantes y más exigentes en cuanto a rendición de cuentas y transparencia. Un país con ciudadanos educados es menos susceptible a la manipulación y la demagogia política. Una población con habilidades cognitivas desarrolladas puede detectar fácilmente las falacias y falsas promesas que a menudo surgen durante las campañas políticas. Esto obligaría a nuestros líderes a basar sus políticas en la razón, el análisis y el bienestar general de la sociedad en lugar de recurrir a tácticas engañosas y vacías, cuando los ciudadanos tienen un alto nivel educativo, son más propensos a encontrar empleos mejor remunerados y satisfactorios y no quieren las migajas y limosnas del estado.